Especies de Ungulados en Eurasia. Imagen: IA / Prompt: Danny Ayala Hinojosa

Grandes impactos geológicos precipitaron cambios ecológicos durante 60 millones de años de evolución en la fauna de ungulados en el viejo continente.

Un estudio reciente, publicado por Fernando Blanco y un equipo de investigadores, revela que la evolución de los ungulados continentales a lo largo de los últimos 60 millones de años ha estado marcada por períodos de estabilidad ecológica, interrumpidos por grandes eventos geológicos.

Utilizando un análisis de red sobre una base de datos de más de 3.000 especies fósiles, los autores descubrieron dos puntos de inflexión clave que reconfiguraron la estructura funcional de las faunas de grandes herbívoros a nivel global.

El registro fósil, según Blanco et al., ofrece una evidencia directa de cómo los ecosistemas han evolucionado y respondido a cambios ambientales significativos. Los ungulados, como principales consumidores primarios e “ingenieros de ecosistemas”, son ideales para estudiar estas transiciones funcionales debido a su estrecha conexión con los cambios físicos y las alteraciones del hábitat.

Primer Punto de Inflexión: impactan Eurasia África

Durante el Cenozoico temprano, las comunidades continentales de ungulados estaban dominadas por ramoneadores de tamaño mediano con dientes de corona baja (un Anthracotherium por ejemplo), mostrando una creciente diversidad funcional. Sin embargo, el primer cambio ecológico importante ocurrió hace aproximadamente 21 millones de años (Ma). La formación de un puente terrestre entre Eurasia y África, conocido como el puente terrestre de Gomphotherium, desencadenó una transición global hacia un nuevo sistema funcional. Esta conexión resultó de la orogenia Alpino-Himalaya, que provocó la colisión de las placas africana y euroasiática y el cierre del Mar de Tetis.

Anthracotherium
Un último Anthracotherium del Mioceno hace 20 millones de años. Imagen: IA / prompt: Danny Ayala Hinojosa

Este evento, como señalan Blanco, Lazagabaster y Cantalapiedra, entre otros, llevó a una homogeneización de la estructura funcional de las faunas europeas, asiáticas y africanas. Los proboscídeos, por ejemplo, se dispersaron desde África por todo el mundo, acelerando su evolución ecomorfológica. Simultáneamente, los artiodáctilos y perisodáctilos, que predominaban en Eurasia, se dispersaron hacia África. Esto se tradujo en una ganancia neta de diversidad funcional, con los tres órdenes principales (Artiodactyla, Perissodactyla y Proboscidea) presentes en los tres continentes. Las Américas, en contraste, siguieron una trayectoria distinta, manteniendo una estructura funcional exclusiva.

Segundo punto de inflexión: La expansión global de los pastizales

La diversidad funcional global continuó aumentando, alcanzando su punto máximo alrededor de los 10 Ma. Poco después, la aridificación y la proliferación de vegetación dominada por C4 llevaron a un segundo punto de inflexión. Este cambio ambiental favoreció el desarrollo de adaptaciones morfológicas, especialmente en la dentición, para hacer frente a partículas más abrasivas en la dieta, lo que incluye una mayor altura dental (hipsodoncia) y áreas oclusales más grandes.

Este segundo punto de inflexión, según el estudio, provocó una reconfiguración global de las faunas de ungulados, caracterizada por la combinación de herbívoros que pastan y ramonean con dientes selenodontes. África fue el primer continente en mostrar esta reorganización, seguido por las Américas y Asia. A partir de este momento, se observa una drástica disminución de la diversidad funcional global que ha persistido hasta la actualidad, perdiéndose el 65% de la diversidad funcional en menos de 5 millones de años (de 10 a 5 Ma).

La resiliencia y la configuración funcional actual

El mamut fue uno de los herbívoros proboscídeos de gran tamaño del Pleistoceno. Imagen IA / Prompt: Danny Ayala Hinojosa

A pesar de la continua pérdida de diversidad funcional, especialmente acentuada hace 2.5 Ma debido a las fluctuaciones en los ciclos glaciares , la estructura funcional esencial de los ungulados ha demostrado una notable estabilidad en los últimos 4.5 millones de años. Incluso la pérdida de megaherbívoros (>1000 kg), que se aceleró después del Pleistoceno tardío, no alteró significativamente la configuración funcional fundamental de las comunidades de ungulados. Aunque los megaherbívoros han sido una característica común de las faunas cenozoicas, han representado una pequeña fracción de los tipos funcionales en los últimos 10 Ma.

El estudio de Blanco, Lazagabaster, Sanisidro, Obeid, Heckeberg, Ríos, Mennecart, Alberdi, Prado, Saarinen, Silvestro, Müller, Calatayud y Cantalapiedra concluye que, aunque la diversidad funcional ha disminuido, los sistemas funcionales pueden ser lo suficientemente resilientes como para superar la pérdida de roles ecológicos, manteniendo su esencia funcional durante momentos de cambio ambiental. Sin embargo, el deterioro de los ecosistemas terrestres, podría llevar irreversiblemente a un tercer punto de inflexión global si la simplificación funcional persiste. Por lo tanto, los esfuerzos de conservación y reintroducción de especies clave son cruciales para restaurar la funcionalidad de nuestros ecosistemas

Con información de Nature

By Danny Ayala Hinojosa

Director de Ciencia1.com Apasionado por la ciencia y la tecnología, los viajes y la exploración de ideas en general. Profesional en IT: aplicaciones web y análisis de datos. Hoy emprendiendo en periodismo digital.