Bautizada como “Camarat 4”, la embarcación fue localizada con drones submarinos, marcando un hito en la arqueología subacuática europea.
Una misión conjunta de la Armada Francesa y el Departamento de Investigación Arqueológica Subacuática (DRASSM) ha logrado un descubrimiento sin precedentes: un barco mercante del siglo XVI hallado a 2.567 metros de profundidad en el Mediterráneo, cerca del cabo Camarat.
Con aproximadamente 30 metros de longitud, el naufragio se encuentra en un estado de conservación excepcional. Su estructura y carga están casi intactas, ofreciendo una ventana única al comercio, la vida y la tecnología naval del Renacimiento. Este hallazgo no solo establece un récord de profundidad para Francia, sino que también se convierte en una invaluable cápsula del tiempo para comprender las redes comerciales del Mediterráneo en el siglo XVI.
¿Qué récord rompe el “Camarat 4” y por qué es tan importante?
El descubrimiento del “Camarat 4” a 2.567 metros lo convierte en el hallazgo arqueológico submarino más profundo de Francia. Aunque el récord mundial lo ostenta el destructor estadounidense USS Samuel B. Roberts (a 6.895 metros), esta operación posiciona a Francia como líder en la exploración arqueológica en aguas extremas.
La importancia de este tipo de descubrimientos radica en que permiten analizar restos históricos en entornos casi prístinos, evitando la degradación común de los naufragios en aguas menos profundas. El “Camarat 4” destaca no solo por su profundidad, sino por el excepcional grado de conservación de su contenido, que incluye cerámica decorada y barras de hierro, aportando información crucial sobre el comercio marítimo de la época.
¿Cómo se conservó tan bien el barco renacentista “Camarat 4”?
Las condiciones extremas del fondo marino fueron clave para la sorprendente preservación del naufragio. Temperaturas cercanas a la congelación, oscuridad total y la casi total ausencia de corrientes impidieron la proliferación de organismos que normalmente degradarían la madera y otros materiales orgánicos.
Este ambiente hostil para la vida, pero ideal para la conservación, permitió que el “Camarat 4” resistiera siglos sin los daños típicos que afectan a los naufragios superficiales. La integridad de su estructura y la preservación de objetos cotidianos ofrecen una oportunidad sin precedentes para arqueólogos y conservadores, que ahora pueden estudiar un fragmento del siglo XVI casi tal como era.
Con información de La República (Perú)