Este hallazgo, de gran relevancia para la astronomía, podría ayudar a los científicos a entender cómo se gestan los planetas en el universo.
Desde el desierto de Atacama en el norte de Chile, uno de los lugares más áridos de la Tierra, el Very Large Telescope (VLT) del Observatorio Europeo Austral (ESO) ha logrado una hazaña sin precedentes: capturar una imagen directa de un planeta gigante en formación.
La fotografía, tomada en luz infrarroja cercana, revela un vasto disco protoplanetario de gas y polvo que rodea a una estrella joven ubicada a 430 años luz de distancia. Este disco, que mide 130 veces la distancia entre la Tierra y el Sol, es el “vientre cósmico” donde el nuevo planeta está creciendo. El descubrimiento, liderado por la Universidad de Galway en Irlanda, contó con la participación de un equipo internacional de científicos, incluyendo a investigadores chilenos.
Un disco protoplanetario único
La imagen es un testimonio visual del proceso de formación planetaria. Muestra un anillo brillante que rodea un espacio central vacío de 50 unidades astronómicas, lo suficientemente grande como para albergar a todos los planetas de nuestro sistema solar. Dentro de este vacío, se distinguen brazos espirales que, como el “ojo de un huracán”, indican que un objeto masivo está perturbando y acumulando material a su alrededor. Estos brazos son la huella de un planeta gigante en crecimiento, que está devorando el polvo y el gas circundante.

Aunque el planeta aún no tiene un nombre, se estima que podría superar las once veces el tamaño de la Tierra y, en su etapa final, ser más grande que Júpiter. Los científicos señalan que podrían pasar millones de años para que alcance su tamaño definitivo, pero la imagen es la prueba directa de que este proceso está ocurriendo en tiempo real (hace 430 años). La estructura de anillos y brazos espirales coincide con las predicciones teóricas sobre cómo los planetas moldean sus discos en las primeras etapas de su vida.
La importancia del hallazgo y la mirada al futuro
Este descubrimiento no solo es crucial por la posible existencia de un nuevo gigante gaseoso, sino porque ofrece la oportunidad de estudiar, en sus primeros momentos, cómo un planeta en desarrollo interactúa con su entorno. Esta información es vital para comprender la formación de nuestro propio sistema solar y otros sistemas planetarios en la galaxia.
El Very Large Telescope, ubicado en Cerro Paranal, en la región de Antofagasta, demostró una vez más su valor. Su tecnología avanzada y la claridad del cielo atacameño lo convierten en una herramienta esencial para la astronomía de vanguardia. La investigación fue dirigida por el Dr. Christian Ginski de la Universidad de Galway en Irlanda, que incluyó a científicos de Alemania, Reino Unido, Australia, Estados Unidos, Países Bajos, Italia, Chile, Francia y Japón, resalta el espíritu de colaboración internacional que impulsa estos proyectos.
El equipo ya ha asegurado tiempo de observación con el Telescopio Espacial James Webb (JWST) para un estudio más detallado. El JWST permitirá confirmar la naturaleza del objeto y analizar su atmósfera y composición, lo que podría validar la hipótesis de que se ha detectado una emisión atmosférica desde el planeta en formación. Esta nueva fase de la investigación promete revelar aún más secretos de la creación de mundos.
Con información de InfoBAE

