Un equipo internacional de paleontólogos anunció el descubrimiento de una nueva especie de dinosaurio, Spicomellus afer, que arroja luz sobre la diversidad de los anquilosaurios en el Jurásico Medio.
Este hallazgo, publicado en la revista Nature Ecology & Evolution, representa el primer anquilosaurio identificado en África continental y el más antiguo conocido en cualquier continente, datando de hace aproximadamente 168 millones de años. El fósil fue encontrado en la Formación El Mers, en la región del Medio Atlas de Marruecos, un sitio conocido por sus depósitos ricos en restos de dinosaurios.
El descubrimiento se produjo en 2007, cuando un minero local desenterró fragmentos óseos durante la extracción de minerales en las montañas del Atlas. Inicialmente, los huesos fueron adquiridos por coleccionistas privados, pero en 2019 llegaron al Museo de Historia Natural de Londres, donde un equipo liderado por la Dra. Susannah Maidment analizó los restos. Entre los fósiles recuperados se incluyen varias costillas con espinas fusionadas directamente al hueso, una característica nunca antes vista en anquilosaurios. Esta peculiaridad sugiere que S. afer poseía una armadura defensiva innovadora, con espinas que sobresalían de las costillas en lugar de estar adheridas a la piel, como en otros parientes.
En cuanto a su evolución, Spicomellus afer pertenece al grupo de los anquilosaurios, herbívoros acorazados que vivieron durante el período Jurásico y Cretácico. Este espécimen es clave para entender la radiación temprana de estos dinosaurios, ya que hasta ahora los anquilosaurios más antiguos provenían de América del Norte y Europa, datando de hace unos 160 millones de años. El hallazgo en Marruecos indica que los anquilosaurios se diversificaron en Gondwana (el supercontinente al sur del planeta) mucho antes de lo pensado, posiblemente originándose en el hemisferio sur antes de expandirse al norte. Los expertos sugieren que S. afer podría representar un linaje basal, mostrando una morfología transicional entre los estegosaurios (con placas dorsales) y los anquilosaurios clásicos (con mazas en la cola y armadura pesada). Esta especie vivió en un ecosistema costero con ríos y bosques, donde probablemente se alimentaba de vegetación baja y usaba sus espinas para disuadir a depredadores como los terópodos.
Las características físicas de Spicomellus afer lo distinguen notablemente de otros dinosaurios. Basado en los fósiles disponibles —principalmente costillas y espinas—, se estima que medía alrededor de 3 a 4 metros de longitud, con un cuerpo robusto y bajo. Las espinas, de hasta 15-20 centímetros de largo, estaban fusionadas directamente a las costillas, formando una estructura rígida que podría haber servido como defensa pasiva o incluso para exhibición social. A diferencia de anquilosaurios posteriores como Ankylosaurus, que tenían una armadura ósea completa y una maza caudal, S. afer parece haber tenido una protección más ligera y especializada en los flancos. Su nombre, que significa “cuello de collar con espinas” en latín y “africano” en referencia a su origen, resalta esta armadura única. Los paleontólogos especulan que esta adaptación evolucionó en respuesta a presiones depredadoras en un entorno africano primitivo.
Este descubrimiento no solo amplía el mapa geográfico de los anquilosaurios, sino que también resalta la importancia de Marruecos como un “hotspot” paleontológico. La Dra. Maidment enfatizó: “Este fósil cambia nuestra comprensión de cómo estos dinosaurios evolucionaron y se dispersaron globalmente”. Futuros excavaciones en la región podrían revelar más restos, incluyendo cráneos o extremidades, para reconstruir mejor a esta criatura extinta.
Con información de revista Nature Ecology & Evolution
