La luz de las ciudades tiene una influencia más fuerte que el calor en la alteración de la fenología de la vegetación, especialmente al retrasar el final de la temporada de crecimiento.
Tradicionalmente, se ha asumido que el aumento de la temperatura en las ciudades, conocido como el efecto de isla de calor urbana, es el principal motor detrás de la prolongación de la temporada de crecimiento de las plantas. Sin embargo, un hallazgo reciente y significativo ha puesto de manifiesto un factor aún más determinante: la luz artificial nocturna (ALAN). Un estudio que analizó 428 ciudades del hemisferio norte entre 2014 y 2020, utilizando múltiples observaciones satelitales, ha revelado que la luz de las ciudades tiene una influencia más fuerte que el calor en la alteración de la fenología de la vegetación, especialmente al retrasar el final de la temporada de crecimiento.
El fenómeno de la fenología urbana
La fenología es el estudio de los eventos biológicos recurrentes, como el brote de hojas en primavera y el cambio de color en otoño. El estudio encontró que, en promedio, el inicio de la temporada de crecimiento (SOS) se adelanta 6.4 días y el final de la temporada (EOS) se retrasa 7.1 días en las áreas urbanas en comparación con las rurales.
Los investigadores pudieron desentrañar los efectos separados del calor y la luz, un desafío inherente ya que ambos factores aumentan exponencialmente hacia los centros urbanos. El análisis de correlación parcial mostró que, si bien tanto la temperatura como la luz artificial influyen en el adelanto del inicio de la temporada, la luz artificial ejerce una influencia significativamente mayor en el retraso del final de la temporada de crecimiento. Este efecto se mantuvo constante en la mayoría de las zonas climáticas estudiadas.
Implicaciones para el Futuro Urbano
Este descubrimiento demuestra que la luz artificial nocturna es un motor crítico de la dinámica de la vegetación en las ciudades. La transición global hacia tecnologías de iluminación más eficientes, como los LED, aumenta las emisiones de luz nocturna, lo que, si bien reduce el consumo de energía, también tiene implicaciones profundas para los ecosistemas urbanos.
El estudio subraya la necesidad de considerar la luz artificial en la gestión y el desarrollo urbano. Comprender cómo la vegetación responde a la combinación de calor y luz es esencial para las políticas de desarrollo urbano sostenible, la conservación de la biodiversidad y la mejora de los servicios ambientales en un mundo cada vez más urbanizado.
Con información de Revista Nature

