Un estudio valida el conocimiento ancestral: Tres especies de aves rapaces manipulan intencionalmente el fuego para cazar, desafiando la creencia de que solo los humanos usan esta herramienta.
Durante milenios, el pueblo aborigen de Australia ha relatado en sus tradiciones la existencia de “halcones de fuego” sagrados, aves rapaces que, según las historias, no solo emplean el fuego para ahuyentar a sus presas, sino que también fueron quienes se lo entregaron a los humanos.
Un equipo de investigación internacional ha combinado el conocimiento tradicional, informes de bomberos y observaciones científicas para validar, estas antiguas leyendas. Las conclusiones, publicadas en el Journal of Ethnobiology, confirman que especies de aves rapaces en las sabanas del norte de Australia realmente propagan incendios con un objetivo predatorio.
“Este comportamiento ha sido ampliamente presenciado: rapaces volando alrededor de incendios por miles en algunos casos”, declaró Mark Bonta, autor principal del artículo y profesor asistente de ciencias de la tierra en la Universidad Estatal de Pensilvania. “Ven humo y están en camino. Están recogiendo leños repetidamente hasta que pueden llevar un fuego a través de una carretera, un río o un cortafuegos creado por humanos. Es intencional, ya que van a los incendios y hacen esto porque necesitan más presas.”
Los “pirómanos” alados
Entre 2011 y 2017, Bonta y sus colegas entrevistaron a indígenas, guardabosques, académicos y otros testigos en el Territorio del Norte, Queensland y Australia Occidental. Sus observaciones identificaron a tres especies como las responsables de esta sorprendente conducta: el milano negro (Milvus migrans), el milano silbador (Haliastur sphenurus) y el halcón marrón (Falco berigora).
Estos “especialistas en incendios” se congregan alrededor de los fuegos de la sabana, descienden para tomar palos o ramas encendidas en sus picos o garras, y los transportan —individualmente o en pequeños grupos— para dejarlos caer en nuevas áreas. Al encender la vegetación seca, fuerzan a saltamontes, roedores y otros invertebrados a huir del humo, momento en que las rapaces se abalanzan para cazarlos.
El hallazgo no solo confirma una rica tradición oral, sino que también plantea serias implicaciones en la zoología y la ecología. Bonta señala que la dependencia de estas aves en la manipulación del fuego desafía la noción convencional de que solo los seres humanos pueden utilizar esta herramienta, lo que respalda investigaciones recientes que sugieren una mayor inteligencia en las aves de lo que se pensaba.
“Ciertas aves son seguidoras del fuego en el sentido de que lo aprovechan, pero unas pocas rapaces dispersan activamente las llamas para obtener alimento”, explicó Bonta.
Con información de Sage Journals

