Un extraordinario yacimiento de fósiles en la formación Waipara Greensand, en la Isla Sur de Nueva Zelanda, ha revelado un sorprendente capítulo en la historia de los pingüinos.
Investigadores han descubierto múltiples especies de pingüinos prehistóricos, algunos de ellos con el tamaño de un humano adulto, que vivieron hace más de 55 millones de años, diez millones de años después de la extinción de los dinosaurios. Este hallazgo está revolucion la paleontología y desafía lo que se sabía sobre la evolución de estas aves.
Un paraíso para aves gigantes
El registro fósil de Nueva Zelanda ha demostrado ser un tesoro para la ciencia, albergando los restos de algunas de las aves más grandes que han existido. Los pingüinos descubiertos en Waipara Greensand, como el Crossvallia waiparensis, eran gigantes en comparación con sus parientes modernos, llegando a medir hasta 1.6 metros de altura y pesar más de 80 kilogramos.
Lo más fascinante no es solo su tamaño, sino sus singulares características anatómicas:
- Picos en forma de daga: A diferencia de los picos cortos y robustos de los pingüinos actuales, los fósiles encontrados revelan que estas especies ancestrales tenían picos largos y afilados, diseñados para cazar peces. Los científicos creen que estos picos les permitían perforar a sus presas.
- Adaptación a la natación: El análisis de sus huesos de las patas sugiere que las utilizaban más para nadar que para caminar erguidos como los pingüinos modernos. Esto indica una evolución temprana hacia la vida acuática, aprovechando la ausencia de grandes depredadores marinos tras la caída del asteroide de Chicxulub.

Una evolución más diversa de lo imaginado
El descubrimiento de al menos diez especies distintas en un mismo yacimiento ha demostrado que la diversidad de los pingüinos ya era notable en el Paleoceno, desmintiendo la idea de que su evolución fue lineal y progresiva. Los hallazgos sugieren que los pingüinos desarrollaron su tamaño gigante y su adaptación a la natación de forma independiente en múltiples linajes, un ejemplo de evolución paralela.
Estos fósiles no solo añaden nuevos ejemplares a la lista de fauna prehistórica de Nueva Zelanda, sino que también nos recuerdan que los pingüinos no siempre vivieron en entornos gélidos. Sus orígenes se encuentran en mares cálidos, donde florecieron y exploraron nichos ecológicos antes de adaptarse a los climas polares. Este nuevo conocimiento abre una ventana a un momento crucial de la historia de la vida en la Tierra.
Con información de revista Nature Communications y Smithsonian Magazine

