Un estudio científico ha revelado el hallazgo de un importante yacimiento de ámbar cretácico en Ecuador, el más grande de la región.
Este descubrimiento no solo marca el primer hallazgo de ámbar mesozoico con inclusiones de artrópodos terrestres en Sudamérica, sino que también ofrece nuevas y cruciales perspectivas sobre los antiguos bosques de Gondwana y la historia biológica del continente.
El ámbar, una resina fosilizada, fue descubierta en la cantera Genoveva, en la región amazónica de Napo, Ecuador, asociado a la Formación Hollín y data del Albiense temprano (hace aproximadamente 112 millones de años).
Los análisis de polen y macrofósiles vegetales asociados al ámbar indican que la resina proviene de árboles de la familia de las Araucariáceas. Esto sugiere que los bosques que poblaron el actual Noroeste de Sudamérica hace 112 millones de años eran moderadamente diversos y, crucialmente, contienen la asociación foliar de angiospermas (plantas con flores) más antigua conocida para esta región. Este dato es vital para entender cuándo y cómo se diversificaron las plantas que hoy dominan la Amazonía.
El ámbar y sus inclusiones ofrecen evidencia directa sobre los ecosistemas terrestres que existían cuando Sudamérica aún estaba conectada al supercontinente Gondwana. Los artrópodos (incluyendo hexápodos y arácnidos) atrapados en la resina son cápsulas del tiempo que revelan la fauna que compartía el continente con África, Australia y la Antártida.
El valor científico del ámbar se incrementa por las inclusiones de artrópodos terrestres. Hasta ahora, la presencia de ámbar que contenía este tipo de inclusiones era común en el Hemisferio Norte, pero no había sido reportado en el Mesozoico de Sudamérica. El ámbar ecuatoriano llena un vacío geográfico y temporal crucial en el registro fósil global.
La importancia para Ecuador
El hallazgo en la región de Napo eleva el perfil de Ecuador como un punto clave en la paleontología mundial. Este descubrimiento posiciona a la Formación Hollín y a la región amazónica como una zona de alto valor científico para la investigación de los orígenes de la biodiversidad moderna.
El estudio fue el resultado de una colaboración internacional que incluyó a investigadores del Departamento de Biología de la Escuela Politécnica Nacional en Quito. Este tipo de colaboración subraya el potencial del país para liderar investigaciones de impacto global sobre su rica historia geológica y biológica.
Al datar el surgimiento de las primeras plantas con flores en el Noroeste de Sudamérica, el ámbar ecuatoriano se convierte en una herramienta fundamental para rastrear las raíces evolutivas de la megadiversidad actual de los Andes y la Amazonía.
El equipo de investigación, liderado por científicos de la Universitat de Barcelona, espera que este descubrimiento impulse más exploración y análisis en la región amazónica ecuatoriana para seguir desvelando los secretos de los ecosistemas del Cretácico.
Con información de revista Communications Earth & Environment


