Investigadores han reescrito una parte de la historia de la nutrición humana tras el análisis exhaustivo de un sitio arqueológico en Neumark-Nord, Alemania, que data de hace aproximadamente 125.000 años.
El estudio revela que los neandertales del Último Interglacial se dedicaron al procesamiento de grasas a gran escala (conocido como grease rendering), una práctica de intensificación de recursos que antes se creía exclusiva de las poblaciones del Paleolítico Superior, mucho más tardías.
El sitio, ubicado a orillas de un antiguo lago, funcionó esencialmente como una “fábrica de grasa“. Los neandertales transportaron partes de, al menos, 172 mamíferos grandes (incluyendo caballos, bóvidos y cérvidos) hasta esta localización para una tarea especializada: la extracción de nutrientes intraóseos, principalmente grasa ósea.
La grasa, y específicamente los lípidos dentro de los huesos, era un recurso crucial para estos cazadores-recolectores. Para las poblaciones que dependían en gran medida de la carne animal, el consumo de lípidos era una necesidad vital, ya que la ingesta excesiva de proteínas sin la cantidad adecuada de grasa o carbohidratos puede llevar a la desnutrición (una condición conocida como “inanición por conejo”).
¿Cómo cocinaban los neandertales sin alfarería ni metalurgia?
Hasta donde se conoce la alfarería es un invento humano históricamente muy posterior que permitió crear ollas para cocer alimentos, también la metalurgia es otro invento humano también reciente (antropológicamente hablando). Ambas innovaciones se inventaron mucho después de la extinción de los neandertales.
¿Cómo entonces los neandertales hervían sus alimentos?
Pues bien, los neandertales usaban piedras calientes para hervir agua colocándolas en una bolsa de piel o en una bandeja de corteza de abedul, un método que se basa en el principio de que el agua hierve a una temperatura más baja que el punto de ignición de estos materiales. Esta técnica de “hervir piedras” permitió a los neandertales cocinar alimentos sin necesidad de una olla que pudiera soportar el calor directo de un fuego. También es muy probable que hayan usado piedras cóncavas calientes para sostener pieles o cuencos de madera mientras cocinaban (imagen).
Los neandertales calentaban piedras en un fuego, luego retiraban estas piedras calientes y las colocaban en un recipiente separado, como una piel o una bandeja de corteza de abedul, lleno de agua y comida.
Las piedras calientes transferían su calor al agua, haciendo que hirviera y cocinara la comida dentro del recipiente. Esta técnica precedió a la invensión de una olla a prueba de fuego. Pero el uso de la ebullición del agua por transferencia de calor demuestra un nivel de avance tecnológico y cultural interesante, junto a otras pruebas de las habilidades de los neandertales, como la fabricación de herramientas y el uso controlado del fuego.
Evidencia de procesamiento industrial primitivo
Para obtener esta preciada grasa, los neandertales implementaban un proceso laborioso:
- Fragmentación Intensa: Los huesos, especialmente las epífisis (articulaciones) de los huesos largos y las vértebras, eran rotos en pequeños fragmentos (la mayoría de menos de 3 cm).
- Extracción por Cocción: Basándose en relatos etnohistóricos, estos fragmentos eran luego hervidos durante varias horas. La grasa ósea, que flota, se recogía al enfriarse.
El análisis del yacimiento mostró que esta actividad fue responsable de la alta fragmentación de los restos óseos, más de 118.000 fragmentos , y que se llevó a cabo en un área notablemente pequeña (aproximadamente 50 m²) durante un período corto. Además, la evidencia de huesos calentados y la presencia de guijarros modificados y herramientas percusivas (martillos y yunques) en el sitio confirman que el procesamiento era intensivo y planeado.
Este descubrimiento refuta la noción de que los neandertales eran cazadores oportunistas con estrategias dietéticas simples. Demuestra que poseían una conducta sofisticada y planificación logística avanzada para maximizar los recursos nutricionales esenciales de las presas cazadas.
Con información de revista Science Advances

