Un oso de anteojos (Tremarctos ornatus) hembra, también conocido como oso andino, cruza la carretera en Quito-Baeza, Ecuador, con sus dos cachorros para asombro y alegría de los conductores.
En esta escena, la osa parece buscar alimento en los automóviles que pararon para permitir el paso del grupo, es probable que el páramo esté atravezando por una temporada poco productiva de achupallas que son el principal alimento del oso de anteojos.
Los osos de anteojos son la única especie nativa de Sudamérica, una especie sobreviviente de la megafauna que una vez compartió espacio con osos extintos como el Arctotherium bonariense y Arctotherium angustidens que existieron durante el Pleistoceno y fueron Eran osos más grandes del mundo.
El oso de anteojos está catalogado como vulnerable por la UICN, con su población amenazada por la pérdida de hábitat, la caza furtiva y los accidentes de tránsito. Este incidente subraya la urgente necesidad de pasos de fauna silvestre, ya que los estudios demuestran que estas estructuras pueden reducir significativamente las colisiones entre animales y vehículos y mejora la conectividad del hábitat.
La carretera principal que conecta las provincias de Pichincha y Napo, es una zona donde los esfuerzos de conservación son cruciales debido al papel ecológico del oso y la creciente presencia humana.

