La violencia es un fenómeno universalmente reconocido, pero profundamente ambiguo y culturalmente moldeado. ¿Se trata de un impulso biológico o de una construcción social compleja?
La primera evidencia de violencia representada se encuentra en la meseta de Tassili n’Ajjer, en Argelia, un mural rupestre en Sefar, de entre el 5000 al 3500 a. C., muestra dos grupos enfrentándose, sus armas son evidentes: arcos, flechas y hachas. No es una escena de caza, es un combate entre humanos. Las figuras están estiradas y estilizadas, capturadas en movimiento representando una acción coordinada. Esta es una de las primeras representaciones conocidas de violencia organizada en la humanidad.
Para el Neolítico, la gente había comenzado a asentarse en comunidades agrícolas. La tierra, el agua y los recursos importaban más que nunca, y con ello los conflictos se agudizaron en una época en la que el Sahara cambió climáticamente de sabanas a desierto reduciendo los recursos disponibles.
El mural de Sefar sugiere que los primeros humanos no solo trabajaban juntos, sino que también luchaban para defender o expandir su acceso a los recursos. Este mural destaca documentando la búsqueda de supervivencia, así como la estrategia, la división y los primeros indicios de la guerra. La “escena de batalla” sigue siendo una de las más escalofriantes. Es un registro de la profundidad del conflicto en la historia de la humanidad.
Diez mil años antes de los murales en Argelina, en el sitio de Jebel Sahaba en Sudán se hallaron esqueletos que presentan proyectiles incrustados, una muestra de violencia organizada sugiriendo que incluso en comunidades de cazadores-recolectores, la violencia era una realidad mucho antes aún con recursos bélicos materiales escasos.

¿De dónde viene la violencia organizada?
Uno de los debates centrales en la antropología de la violencia es si esta es un rasgo innato de la especie humana o una adquisición cultural. Los estudios etológicos y de antropología sugieren que la agresividad como impulso adaptativo y estrategia de supervivencia, es un componente biológico compartido con otros animales. Sin embargo, los antropólogos, como Margaret Mead, han argumentado que la violencia como uso intencional y destructivo de la fuerza o el daño es una invención cultural, no una necesidad biológica.
La posición dominante hoy en día es que el ser humano es conflictivo por naturaleza, pero violento por cultura y ambiente. La violencia se distingue de la agresividad porque es “biológicamente gratuita, pero psicológicamente voluntaria”. La cultura puede actuar como un molde que puede canalizar la agresividad hacia la cooperación y la paz, o, por el contrario, hacia la destrucción y la guerra, a través de normas, rituales e instituciones. La violencia, por lo tanto, es una relación social en la que se niega o disminuye la percepción de legitimidad de los derechos de la víctima.
Desde la perspectiva histórica, la violencia se articula en torno a dos fenómenos principales:
El origen del Estado y el monopolio de la violencia: La formación de los estados suele estar vinculada a la adquisición del monopolio de la “violencia legítima”. Esto históricamente implicó la pacificación interna a menudo a costa de una inmensa violencia fundacional contra grupos opuestos o minorías. La ley y el orden se establecen a través de la coerción, y a posteriori justifica su acción a través de la ideología.
Violencia endémica y ritual: En sociedades pre-estatales o sin estado central fuerte, la violencia a menudo se manifestaba de manera endémica, es decir, conflictos persistentes entre tribus, linajes o clanes, o ritualizada (conflictos con reglas o limitaciones) como método de resolución de conflictos. La antropología ha estudiado cómo diversas culturas establecen normas específicas sobre quién puede ser víctima, cuándo y cómo debe ocurrir el conflicto, demostrando que la violencia extra-estatal raramente es indiscriminada pero el alcance sobre quién puede ser víctima puede extenderse virtualmente hacia todos los que no pertenezcan a la tribu.
¿Es la civilización el origen de la violencia?
La civilización no es el origen de la violencia. La violencia es un comportamiento humano que como hemos visto existe desde tiempos prehistóricos, mucho antes del desarrollo de las civilizaciones complejas. Sin embargo, la forma en como se manifiesta la violencia y su prevalencia cambian con el tiempo debido a factores como la sedentarización, la densidad de población y el acceso a recursos.
Un alto grado de civilización puede amplificar las afectaciones humanas y materiales de un conflicto armado, sin embargo un pueblo con menor grado de civilización y menor desarrollo tecnológico puede llevar a la aniquilación a pueblos rivales como ha sido constatado por la antropología física y la historia.

Juan Fernando Carpio relata y analiza un caso específico de violencia perpetrado por pueblos maoríes sobre los moriori.
En 1835, los guerreros maoríes de Ngāti Mutunga y Ngāti Tama zarparon hacia las Islas Chatham, hogar del pueblo moriori, cuya cultura prohibía la violencia. Armados con mosquetes obtenidos de europeos, los invasores asesinaron a unos 300 moriori y esclavizaron al resto, reduciendo su población de 1.700 a apenas un centenar en pocas décadas. Este episodio —una masacre entre pueblos nativos sin intervención occidental— revela el error del “Mito del Buen Salvaje”: la idea rousseauniana de que el ser humano en estado natural es virtuoso y pacífico. La historia demuestra que la violencia, la conquista y la dominación no son “monopolio del hombre civilizado”, sino constantes de la naturaleza humana cuando el poder carece de límites.
Por el contrario, en la civilización ha evolucionado la comprensión de la violencia como agresión (Violencia Ilegítima) frente a la violencia moralmente justificada (violencia legítima).
Para autores como Murray Rothbard, la agresión se define como el inicio o la amenaza del uso de la fuerza física o coacción contra otra persona o su propiedad pacíficamente adquirida. Este acto es considerado intrínsecamente ilegítimo o inmoral, ya que viola el derecho de propiedad sobre el cuerpo de uno mismo (self-ownership) y sobre los bienes. Ejemplos de agresión: Robo, asesinato, violación, fraude, secuestro, extorsión y coacción, que en última medida caben los impuestos forzosos del Estado.
Por otro lado, el uso de la fuerza física es moralmente justificada y legítima sólo cuando se utiliza de forma defensiva o reactiva para repeler o castigar la agresión previa de un tercero. En este contexto, la “violencia” es simplemente la aplicación de la fuerza para defender los derechos (la persona y la propiedad) violados por un agresor. El principio de no-agresión no se opone a la defensa contra la agresión, sino que la respalda.
Conclusión
La antropología revela que la violencia no es un destino inmutable, sino el resultado de la interacción entre la predisposición agresiva y el molde cultural. Es un fenómeno dinámico que se transforma y se adapta a las realidades históricas. Por su parte, la civilización y sus normas en evolución, han permitido comprender y diferenciar el uso apropiado e inapropiado de la fuerza física buscando la supervivencia de la civilización creando instituciones como la ley, la jurisprudencia, la legítima defensa armada, el comercio que promueve el intercambio pacífico por sobre el pillaje y la guerra.
Fuentes:
Arendt, H. (2005). Sobre la violencia. Alianza Editorial.
Carpio, J. F. @jfcarpio. (11:21 am · 14 Oct 2025). En 1835, los guerreros maoríes de Ngāti Mutunga y Ngāti Tama zarparon hacia las Islas Chatham. Publicación de X. https://x.com/jfcarpio/status/1978134054055637163
Dr. M.F. Khan @Dr_TheHistories (12:03 pm · 15 Oct 2025). Long before bronze swords or written records, someone painted war onto stone... Publicación de X. https://x.com/Dr_TheHistories/status/1978507120485269833

