Un estudio en Nature reescribe las estimaciones del ciclo global del nitrógeno, advirtiendo sobre una menor capacidad de la naturaleza para absorber dióxido de carbono.
La investigación con participación de la Universidad de Almería (UAL) ha arrojado datos de enorme relevancia para el futuro del planeta. El estudio, titulado “Global terrestrial nitrogen fixation and its modification by agriculture”, liderado por Carla Reis Ely de la Facultad de Silvicultura de la Universidad Estatal de Oregón, desafía las estimaciones históricas sobre cómo la Tierra incorpora el nitrógeno (N), un elemento vital para la vida y para la absorción de dióxido de carbono (CO₂), otro gas vital para la naturaleza.
La nueva realidad del Nitrógeno
El estudio se centró en la fijación biológica de nitrógeno (FBN), el proceso natural por el cual las bacterias fijadoras convierten el gas N₂ atmosférico en formas utilizables por las plantas (como el amoníaco). Los hallazgos clave son:
Menor Fijación en la Naturaleza: La investigación concluye que los bosques, praderas y otras áreas naturales absorben significativamente menos nitrógeno de lo que se creía. Este error en estimaciones pasadas se debe a un sesgo de muestreo histórico: las mediciones de campo previas se habían tomado en “puntos calientes” donde los organismos fijadores de nitrógeno eran hasta 17 veces más frecuentes que en el promedio mundial.
Implicación Climática: Esta reducción en la entrada de nitrógeno nuevo en los ecosistemas naturales sugiere que estos podrían tener una menor capacidad para almacenar carbono y, por ende, para mitigar el calentamiento global de lo que se había asumido.
Mayor Fijación Agrícola: En contraste, el estudio estima que la fijación de nitrógeno en las zonas agrícolas (principalmente cultivos de leguminosas) es mayor de lo que se calculaba anteriormente.
Impacto Ambiental: Aunque el aumento en la FBN agrícola reduce la necesidad de fertilizantes químicos, el exceso de nitrógeno en estas áreas podría estar contribuyendo a la degradación de la calidad del suelo, el aire y el agua, con serias consecuencias ambientales.

La contribución del investigador de la UAL, Emilio Rodríguez investigador del Área de Edafología y Química Agrícola de la UAL, fue crucial, ya que se basó en un mapa de cobertura global de biocostras (capas biológicas del suelo) que su grupo había publicado previamente. Al incorporar este componente importante, que antes no se incluía, el equipo pudo calcular un mapa global más preciso de la fijación de Nitrógeno para obtener la nueva tasa global.
El estudio subraya la necesidad de actualizar los modelos climáticos y las políticas medioambientales con esta nueva y más precisa comprensión del ciclo del nitrógeno.
Con información de revista Nature
