Quebrantahuesos, Gypaetus barbatus. Foto: Pilar Oliva-VidalQuebrantahuesos, Gypaetus barbatus. Foto: Pilar Oliva-Vidal

Un estudio interdisciplinario revela que los nidos de un buitre en peligro de extinción funcionan como “cápsulas del tiempo” capaces de preservar artefactos humanos de la Edad Media y la época moderna.

Un asombroso hallazgo en la confluencia de la biología y la arqueología ha posicionado al quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) como una figura clave para desentrañar la historia humana y ecológica de las montañas ibéricas. Un equipo de investigadores españoles ha documentado que los nidos de este buitre, más allá de ser simples refugios aviares, son verdaderos “museos naturales” que atesoran restos óseos y, sorprendentemente, artefactos fabricados por el ser humano durante siglos.

Nidos que guardan siglos de historia

El estudio, liderado por Antoni Margalida y Ana B. Marín-Arroyo y publicado recientemente, se centró en 12 nidos antiguos en Andalucía y Castilla-La Mancha, regiones donde la especie se extinguió hace décadas.

El secreto de esta preservación reside en la particular biología del quebrantahuesos, este anida en cuevas y oquedades protegidas de los acantilados, donde las condiciones microclimáticas de baja humedad y temperatura moderada actúan como conservantes naturales. El ave no solo acumula los huesos (de ungulados, parte esencial de su dieta) para alimentar a sus crías, sino que también ha demostrado recolectar y reutilizar materiales de origen humano para construir o reforzar el nido.

Aplicando métodos arqueológicos como el análisis de radiocarbono (C-14), los científicos recuperaron un total de 2.483 restos. De ellos, 226 piezas eran de origen humano, confeccionadas con esparto, cuero, fibras vegetales y tela.

Entre los objetos humanos hallados se encontraron: Sandalias de esparto (agovías): Un ejemplar de este calzado popular en la Península Ibérica se dató hacia finales del siglo XIII (674 ± 22 años antes del presente).

Entre otros restos también se hallaron fragmentos de cuero pintado con ocre y piezas de cestería, que evidencian el uso continuo de algunos nidos durante varios siglos, acumulando capas de la vida cotidiana medieval y moderna. Incluso se encontró una punta de ballesta, posiblemente usada por el ave para sustituir una rama.

Materiales encontrados en los nidos de quebrantahuesos. Foto: Margalida et al. 2025
Materiales encontrados en los nidos de quebrantahuesos. Foto: Margalida et al. 2025

Un agente clave para la ciencia

Este descubrimiento redefine la interacción entre fauna y cultura, y abre nuevas vías de investigación en arqueología pues los nidos del quebrantahuesos funcionan como un archivo excepcional, ofreciendo información relevante sobre la vida cotidiana, las técnicas artesanales y la economía de las comunidades rurales desde la Edad Media hasta el siglo XIX.

El análisis de los huesos de animales (cabras, ovejas y otros ungulados) permite reconstruir los cambios en los ecosistemas de montaña y en la fauna a lo largo del tiempo, proporcionando datos vitales para los programas de conservación y reintroducción de esta especie amenazada.

Los autores del estudio sugieren que el quebrantahuesos debe ser considerado un agente tafonómico de gran relevancia, equiparable a otros procesos naturales que generan depósitos arqueológicos. El buitre, con solo unas 309 parejas reproductoras censadas en Europa, se convierte así en un guardián involuntario de la memoria humana, un testimonio biológico de la cultura material del pasado.

Con información de Ecology

By Danny Ayala Hinojosa

Director de Ciencia1.com Apasionado por la ciencia y la tecnología, los viajes y la exploración de ideas en general. Profesional en IT: aplicaciones web y análisis de datos. Hoy emprendiendo en periodismo digital.