Ahu Tongariki. Foto: Arian ZwegersAhu Tongariki. Foto: Arian Zwegers

La enigmática Isla de Pascua (Rapa Nui), hogar de las icónicas estatuas Moái, sigue revelando fascinantes secretos que redefinen nuestra comprensión de su antigua civilización.

Nuevos estudios arqueológicos no solo han desentrañado el misterio de cómo se movieron estas gigantescas figuras, sino que también han descubierto su vital función como marcadores de agua dulce y han puesto en tela de juicio la teoría de un colapso ecológico interno.

Los moáis “caminaban”: un vistazo a la ingeniería ancestral

Durante siglos, se pensó que los Moáis eran transportados mediante rodillos o deslizamiento. Sin embargo, un reciente estudio liderado por los arqueólogos Carl Lipo de la Universidad de Binghamton y Terry Hunt de la Universidad de Arizona, publicado en el Journal of Archaeological Science, ha demostrado que los habitantes de Rapa Nui utilizaban una técnica mucho más sofisticada: los Moáis eran “caminados” hasta sus plataformas.

Este innovador método implicaba el uso de cuerdas y un movimiento coordinado para hacer oscilar las estatuas, permitiéndoles avanzar con precisión a lo largo de la isla. La técnica del “caminar” no es solo una curiosidad arqueológica; es un testamento de la inteligencia y la destreza de los antiguos Rapanui. Según Carl Lipo, esta solución ingeniosa era ideal dadas las limitaciones de recursos disponibles. En lugar de cargar o rodar las enormes figuras, los isleños usaban cuerdas que se tensaban para mover las estatuas en un patrón de zig-zag, permitiéndoles avanzar hacia su destino, como informó The Independent. Este método no solo era eficiente, sino que también requería una precisión en la coordinación y una profunda comprensión de la física por parte de un equipo perfectamente sincronizado.

En cuanto a las teorías que sugerían que la construcción de los Moáis condujo a la destrucción ecológica de la isla, un análisis genético reciente ha arrojado nueva luz. Se había especulado durante años que la deforestación, impulsada por la necesidad de mover las enormes estatuas, había causado un colapso ambiental en Rapa Nui. Sin embargo, los restos humanos analizados sugieren que la población de la isla se mantuvo estable hasta la llegada de los europeos, lo que cuestiona la idea del ecocidio como causa principal de su declive.

Un sistema vital: los Moáis como indicadores de agua dulce

Otro estudio ha propuesto que los Moáis no solo se erigieron como símbolos de poder o ancestros, como se pensaba tradicionalmente. Estas estatuas podrían haber servido como indicadores cruciales de fuentes de agua dulce en la isla. Dado que Rapa Nui carece de ríos y dependía de acuíferos subterráneos, colocar los Moáis cerca de estos recursos habría servido como señalización para localizar agua potable en un terreno tan árido y crucial para la supervivencia de la población.

Con información de Journal of Archaeological Science.

By Danny Ayala Hinojosa

Director de Ciencia1.com Apasionado por la ciencia y la tecnología, los viajes y la exploración de ideas en general. Profesional en IT: aplicaciones web y análisis de datos. Hoy emprendiendo en periodismo digital.