Una misión espacial despegará el próximo mes cambiaría para siempre la forma en como se procesan los datos. La empresa Starcloud, con sede en Redmond, Washington, lanzará el satélite Starcloud-1 equipado con un chip NVIDIA H100, el más potente que jamás haya volado al espacio.
Este chip es 100 veces más poderoso que cualquier otro procesador que haya estado en órbita. Su objetivo es probar cómo funcionaría un centro de datos en el espacio, algo que podría ayudar a reducir el impacto ambiental de los centros de datos en la Tierra. Estos centros consumen mucha energía y agua, generan ruido y contribuyen al cambio climático. En el espacio, la energía solar es abundante y no hay vecinos a quienes molestar.
Philip Johnston, CEO de Starcloud, afirma que en 10 años la mayoría de los nuevos centros de datos podrían construirse en el espacio. Aunque aún hay desafíos, como los altos costos de lanzamiento, se espera que estos bajen cuando el cohete Starship de SpaceX esté completamente operativo en la próxima década.
El satélite también probará el modelo de lenguaje Gemma de Google, lo que representa otro avance en la inteligencia artificial espacial. Además, procesará imágenes de satélites de observación terrestre directamente en órbita, lo que permitirá enviar solo los datos más relevantes a la Tierra, ahorrando tiempo y ancho de banda.
La propuesta de Starcloud
Entrenar inteligencia artificial (IA) en centros de datos ubicados en el espacio. La empresa Starcloud (antes Lumen Orbit) presentó un documento técnico que detalla cómo esta idea podría resolver uno de los mayores desafíos del desarrollo de IA: el consumo energético masivo.
Actualmente, los centros de datos en la Tierra enfrentan limitaciones por el alto costo de la electricidad, la necesidad de refrigeración intensiva y los obstáculos legales para construir nuevas infraestructuras. Según expertos como Sam Altman y Elon Musk, la demanda energética para entrenar modelos de IA podría triplicarse en los próximos años, superando la capacidad de las redes eléctricas actuales.
La solución propuesta por Starcloud consiste en trasladar estos centros al espacio, donde podrían aprovechar energía solar constante, sin interrupciones por clima o ciclos día/noche. En órbita, los paneles solares tienen una eficiencia hasta cinco veces mayor que en la Tierra, y el enfriamiento se logra mediante radiadores que disipan el calor hacia el frío del espacio profundo, sin necesidad de agua ni sistemas complejos.
Además, los centros de datos espaciales serían escalables, modulares y más rápidos de desplegar que sus equivalentes terrestres, evitando años de trámites burocráticos. Un solo lanzamiento podría instalar módulos de 40 MW, y con menos de 100 lanzamientos se alcanzaría una capacidad de 5 GW, suficiente para entrenar modelos como GPT-6.
El diseño contempla redes de comunicación láser con constelaciones como Starlink, y el transporte de datos mediante “shuttles” que llevan petabytes desde la Tierra. Todo esto se haría en órbitas sincronizadas con el sol, garantizando energía continua y mínima interferencia con la astronomía terrestre.
Este experimento podría ser el primer paso hacia una nueva era de computación espacial, con futuras misiones que usarán chips aún más potentes como la plataforma NVIDIA Blackwell.

