El biosatélite ruso Bion-M No. 2 regresó a la Tierra con éxito el pasado 19 de septiembre tras completar una crucial misión de 30 días en órbita polar. La nave transportaba un “Arca de Noé” de especímenes biológicos.
Lanzado el 20 de agosto desde el cosmódromo de Baikonur, el satélite transportó 75 ratones, 1.500 moscas de la fruta (Drosophila), plantas, microorganismos y simulantes de regolito lunar. El objetivo principal fue exponer a estos organismos a niveles de radiación cósmica un 30% más altos que los de la Estación Espacial Internacional (EEI), simulando las condiciones de la futura Estación Orbital Rusa (ROSS) y de viajes interplanetarios a la Luna o Marte.
La principal preocupación de la misión se centró en la supervivencia de los mamíferos. A pesar del éxito general, 10 de los 75 ratones de laboratorio murieron durante el vuelo. El director del Instituto de Problemas Biomédicos ruso (IBMP), Oleg Orlov, rápidamente desestimó un fallo en el soporte vital del satélite o un exceso de radiación como causa. Orlov atribuyó las muertes a “complejos conflictos intragrupales” y a la agresividad natural de los ratones macho en un entorno de estrés y confinamiento, una baja que, si bien es lamentable, proporciona datos importantes sobre el comportamiento animal en condiciones espaciales.
Los científicos rusos se encuentran ahora analizando a los 65 ratones supervivientes para estudiar el impacto de la microgravedad y la radiación en sus sistemas nervioso, inmunológico y musculoesquelético.
Un reto en el programa ruso: retrasos crónicos
Si bien la misión Bion-M No. 2 ha sido un éxito operativo y científico, no se puede ignorar el desafío estructural del programa.
El lanzamiento, originalmente previsto para 2016 o 2017, sufrió casi una década de retrasos que se extendieron hasta 2025. Este aplazamiento crónico es sintomático de los problemas de financiación y gestión que han afectado al sector espacial ruso en la última década. El programa Bion-M busca revivir la tradición de biosatélites soviéticos, pero la larga brecha entre misiones (la anterior, Bion-M No. 1, se lanzó en 2013) subraya la dificultad de Rusia para mantener un ritmo de investigación consistente.
Con el regreso de esta “arca biológica”, Roscosmos ya planea la siguiente fase. Roscosmos ha confirmado planes para el lanzamiento del Bion-M No. 3 entre 2027 y 2028. Los resultados de la misión actual son cruciales para el desarrollo de contramedidas y blindajes que garanticen la seguridad y salud de los futuros cosmonautas en órbita polar y misiones de larga duración.
La misión Bion-M No. 2, que también incluyó un experimento de panspermia (vida transportada por meteoritos) con rocas y bacterias, ofrece datos vitales para comprender la supervivencia de la vida fuera de la protección terrestre, un paso fundamental en la carrera por la exploración de Marte.
Con información de Agencias
