Un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Stanford ha revelado que, durante la adolescencia, el cerebro humano experimenta un cambio notable en la forma en que responde a las voces familiares.

En concreto, los adolescentes muestran mayor actividad cerebral ante voces desconocidas que ante la voz de su madre, lo que marca una transición clave en el desarrollo social. Durante la infancia, la voz de la madre activa intensamente regiones del cerebro relacionadas con la recompensa y la valoración social, como el núcleo accumbens y la corteza prefrontal ventromedial. Sin embargo, este patrón cambia drásticamente en la adolescencia. El estudio, que analizó imágenes cerebrales de niños y adolescentes entre 7 y 16 años, encontró que los adolescentes mayores mostraban una mayor activación cerebral ante voces no familiares.

“Este cambio es completamente natural y refleja cómo el cerebro se adapta para fomentar la independencia social”, explica Daniel A. Abrams, uno de los autores del estudio. “La voz de la madre sigue siendo reconocida, pero el cerebro adolescente empieza a priorizar nuevas voces que representan oportunidades sociales fuera del núcleo familiar”.

El experimento: voces, sonidos y resonancias

Los participantes escucharon grabaciones de tres palabras sin sentido (“teebudieshawlt”, “keebudieshawlt” y “peebudieshawlt”) pronunciadas por sus madres y por dos mujeres desconocidas. También se incluyeron sonidos ambientales como lavadoras y electrodomésticos, para comparar la respuesta cerebral ante estímulos no sociales.

Los resultados fueron claros: mientras los niños pequeños mostraban mayor actividad cerebral ante la voz de su madre, los adolescentes respondían más intensamente a las voces desconocidas. Este cambio se observó especialmente alrededor de los 13 o 14 años.

Según los investigadores, este fenómeno refleja una etapa evolutiva clave. “Durante la adolescencia, el cerebro se reconfigura para facilitar la conexión con nuevos grupos sociales”, señala Vinod Menon, coautor del estudio. “Es una preparación biológica para la vida adulta, donde las relaciones fuera del entorno familiar cobran mayor relevancia”.

Este cambio también se relaciona con el aumento de la sensibilidad social en la adolescencia. Áreas del cerebro como la corteza temporal superior, la ínsula anterior y el cíngulo anterior dorsal mostraron mayor actividad ante voces humanas, tanto familiares como no familiares, en comparación con sonidos ambientales.

Implicaciones para la salud mental

Los hallazgos podrían tener aplicaciones importantes en el estudio de trastornos del desarrollo social, como el autismo. “Comprender cómo cambia la respuesta cerebral a las voces puede ayudarnos a identificar patrones atípicos en adolescentes con dificultades de comunicación”, añade Abrams.

Este estudio ofrece una ventana única al proceso de maduración social del cerebro. Lejos de ser una simple rebeldía, el alejamiento de los adolescentes del entorno familiar tiene raíces profundas en la neurobiología.

“Es como si el cerebro cambiara de estación de radio”, concluye Abrams. “Durante la infancia, está sintonizado con mamá. En la adolescencia, empieza a buscar nuevas voces que le ayuden a explorar el mundo”.

Con información de Journal of Neuroscience

By Danny Ayala Hinojosa

Director de Ciencia1.com Apasionado por la ciencia y la tecnología, los viajes y la exploración de ideas en general. Profesional en IT: aplicaciones web y análisis de datos. Hoy emprendiendo en periodismo digital.