Un equipo internacional de astrónomos del Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) anunció el descubrimiento del sistema TOI-2267, a unos 190 años luz de la Tierra, el cual alberga dos estrellas y tres planetas de tamaño parecido al nuestro.
Este descubrimiento, publicado en la revista Astronomy & Astrophysics, es especialmente sorprendente porque se trata del primer sistema binario compacto en el que se han detectado planetas orbitando ambas estrellas. Las dos estrellas son enanas frías, clasificadas como M5 y M6, separadas por apenas ocho veces la distancia entre la Tierra y el Sol.
Hasta ahora, los modelos clásicos de formación planetaria descartaban la posibilidad de que sistemas binarios tan cercanos pudieran albergar planetas estables. Sin embargo, TOI-2267 demuestra lo contrario: tres mundos terrestres orbitan en trayectorias muy cortas y, por primera vez, se han observado tránsitos frente a ambas estrellas.
El hallazgo obliga a replantear las teorías sobre cómo se forman y mantienen las órbitas en entornos con fuertes perturbaciones gravitatorias. Según los investigadores, este sistema se convierte en un “laboratorio natural” para estudiar la física orbital en condiciones extremas y explorar qué escenarios podrían favorecer la aparición de vida en lugares poco probables.
La tecnología detrás del hallazgo
La detección fue posible gracias al software SHERLOCK, desarrollado en Andalucía, que analizó los datos enviados por la misión espacial TESS con gran resolución. Esta herramienta permitió identificar dos de los tres planetas antes que otros grupos internacionales, lo que dio ventaja para confirmar el hallazgo.
Posteriormente, se realizaron observaciones de seguimiento con telescopios del Observatorio de Sierra Nevada (OSN) y redes internacionales como SPECULOOS y TRAPPIST, coordinadas desde la Universidad de Lieja.
Sebastián Zúñiga-Fernández, uno de los científicos involucrados, destacó:
“TOI-2267 permite poner a prueba los límites de los modelos actuales de formación planetaria. Es un ejemplo de cómo la naturaleza puede sorprendernos: sistemas aparentemente inhóspitos pueden albergar planetas parecidos a la Tierra”.

El equipo planea usar telescopios de nueva generación, como el James Webb Space Telescope, para medir la composición y densidad de estos planetas. El objetivo es determinar si son rocosos, oceánicos o si poseen atmósferas significativas. Estos estudios ayudarán a evaluar su potencial habitabilidad.
Lo cierto es que este hallazgo refuerza la idea de que el universo es mucho más diverso y creativo de lo que imaginamos. Lo que parecía imposible ahora se convierte en una oportunidad única para estudiar cómo se forman y evolucionan los mundos en escenarios extremos.
Con información de Astronomy & Astrophysics

