EL Mar Menor es la laguna salada más grande de Europa. Imagen: Google EarthEL Mar Menor es la laguna salada más grande de Europa. Imagen: Google Earth

Investigadores cuantificaron los flujos de mercurio y metilmercurio que entran en el Mar Menor a través del agua subterránea. Los resultados son contundentes: esta vía aporta alrededor de 1 kilogramo de mercurio al año

Un equipo científico del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) ha revelado un hallazgo que podría cambiar la manera en que entendemos la contaminación en lagunas costeras: el agua subterránea que fluye bajo la superficie del Mar Menor (Murcia, España) transporta mercurio y su forma más tóxica, el metilmercurio, en cantidades comparables a las que llegan desde la atmósfera y muy superiores a las que aporta el río Albujón, el único cauce permanente que desemboca en la laguna.

Hasta ahora, las estrategias de conservación se habían centrado en fuentes visibles como los ríos y la atmósfera. Sin embargo, este estudio demuestra que bajo tierra existe una “ruta invisible” de contaminación que puede tener consecuencias graves para la salud de los ecosistemas y de las personas.

Una fuente invisible pero significativa

Los investigadores cuantificaron por primera vez los flujos de mercurio y metilmercurio que entran en el Mar Menor a través del agua subterránea. Los resultados son contundentes: esta vía aporta alrededor de 1 kilogramo de mercurio al año, una cantidad equivalente a la que llega desde la atmósfera y unas 70 veces superior a la que aporta el río Albujón.

Además, gran parte de este mercurio proviene de lo que los científicos llaman “mercurio heredado”: residuos acumulados durante décadas en los sedimentos por la actividad minera y agrícola de la zona. Estos contaminantes, aunque emitidos en el pasado, siguen liberándose hoy debido al flujo subterráneo.

La investigadora Andrea G. Bravo, coautora del estudio, lo resume así: “Una parte importante del mercurio que medimos proviene de actividades que se realizaron en el pasado. Es un legado ambiental que sigue activo décadas después”.

El papel del metilmercurio

El estudio también revela que la mezcla entre el agua subterránea y la marina en las zonas costeras crea las condiciones ideales para que el mercurio se transforme en metilmercurio. Este compuesto es especialmente peligroso porque se acumula en los peces y se biomagnifica en la cadena alimentaria, afectando tanto a la fauna como a la salud humana.

La autora principal, Céline Lavergne, explica: “Lo que ocurre bajo la superficie puede ser tan decisivo como lo que vemos. El flujo de agua subterránea funciona como una conexión invisible que transporta contaminantes, nutrientes y microorganismos de la tierra hacia los ecosistemas costeros”.

Los investigadores detectaron concentraciones elevadas de metilmercurio en las aguas cercanas a la costa, lo que convierte estas zonas en “puntos calientes” de producción de este contaminante.

Aunque los niveles actuales de mercurio en el agua del Mar Menor no son alarmantes, el equipo advierte que el proceso podría intensificarse con el aumento de la temperatura y la desoxigenación del agua, efectos asociados al cambio climático. Esto incrementaría la vulnerabilidad de las lagunas mediterráneas y podría aumentar la presencia de metilmercurio en las redes tróficas.

Lavergne concluye: “La historia del mercurio en el Mar Menor demuestra que los impactos del pasado siguen presentes, y solo podremos proteger eficazmente nuestros ecosistemas si entendemos todos los caminos que recorren los contaminantes, visibles y ocultos”.

By Danny Ayala Hinojosa

Director de Ciencia1.com Apasionado por la ciencia y la tecnología, los viajes y la exploración de ideas en general. Profesional en IT: aplicaciones web y análisis de datos. Hoy emprendiendo en periodismo digital.