Al administrar orotato de litio —una sal compuesta por litio y ácido orótico— a ratones modificados genéticamente para desarrollar alzhéimer. Los resultados fueron prometedores: los animales conservaron su memoria y mostraron menos daño cerebral.
Un equipo de científicos de la Universidad de Harvard ha descubierto que la deficiencia de litio en el cerebro podría ser una de las causas del alzhéimer. Este hallazgo, publicado en la revista Nature, no solo propone una nueva teoría sobre el origen de esta enfermedad neurodegenerativa, sino que también sugiere una posible vía de tratamiento con un compuesto menos tóxico que los actuales.
El estudio, liderado por el neurocientífico Bruce Yankner, analizó cerebros humanos donados en distintas etapas de deterioro cognitivo. Los investigadores midieron con gran precisión los niveles de más de 30 metales presentes en el tejido cerebral. El resultado fue sorprendente: solo el litio mostraba una disminución significativa a medida que avanzaba el alzhéimer.
“El litio es como la línea de comunicación que se rompe y da inicio a la guerra en el cerebro”, explicó Yankner al diario El País. Según el investigador, esta deficiencia podría ser el desencadenante de la inflamación crónica, la acumulación de proteínas tóxicas y la pérdida de conexiones neuronales que caracterizan la enfermedad.
Para comprobar su hipótesis, el equipo administró orotato de litio —una sal compuesta por litio y ácido orótico— a ratones modificados genéticamente para desarrollar alzhéimer. Los resultados fueron prometedores: los animales conservaron su memoria y mostraron menos daño cerebral. A diferencia del carbonato de litio, que se usa en psiquiatría y puede ser tóxico en dosis altas, el orotato fue efectivo en cantidades mil veces menores y no quedó atrapado en los depósitos de proteína beta amiloide.
Este hallazgo también se alinea con estudios previos que mostraban una menor incidencia de demencia en poblaciones que consumen agua con más litio, como ocurrió en Dinamarca con una muestra de 800.000 personas.
Sin embargo, los expertos piden cautela. “El litio puede ser muy peligroso si se toma sin control médico”, advirtió Javier Vitorica, catedrático de la Universidad de Sevilla, quien en 2013 ya había demostrado efectos positivos del litio en ratones. Su colega Antonia Gutiérrez, de la Universidad de Málaga, valoró que el estudio relacione el litio con la activación inflamatoria de la microglía, las células inmunitarias del cerebro. No obstante, señaló que aún no se puede afirmar si la deficiencia de litio es causa o consecuencia del alzhéimer.
El patólogo Alberto Rábano, director del banco de cerebros de la Fundación CIEN en Madrid, calificó el estudio como “nuevo e importante”, destacando que se haya realizado con tejido humano post mortem. También recordó que los tratamientos actuales, como lecanemab y donanemab, son costosos y tienen efectos secundarios, por lo que el orotato de litio podría ser una alternativa más accesible si se confirma su eficacia en humanos.
Aunque aún faltan ensayos clínicos, este descubrimiento abre una nueva esperanza en la lucha contra una enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo.
Con información de Journal of Neuroscience Research
