Templos mayas en Tikal. Foto: Danny Ayala HinojosaTemplos mayas en Tikal. Foto: Danny Ayala Hinojosa

Un equipo internacional de científicos ha logrado descifrar un misterio que ha intrigado a arqueólogos y astrónomos durante más de un siglo: ¿cómo lograban los mayas predecir eclipses solares con tanta precisión? La respuesta estaba oculta en el Códice de Dresde, el manuscrito precolombino más completo que se conserva de esta civilización.

Este códice, elaborado entre los siglos XIII y XIV y actualmente resguardado en la Biblioteca Estatal Sajona de Dresde, contiene 39 hojas plegadas en forma de acordeón, llenas de jeroglíficos e ilustraciones a color. Aunque recopila conocimientos mucho más antiguos, su valor científico sigue sorprendiendo a los expertos.

Durante décadas se pensó que las tablas astronómicas del códice tenían como objetivo principal predecir eclipses. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en Science Advances revela que estas predicciones eran en realidad una consecuencia indirecta de un sistema matemático aún más sofisticado: la fusión de dos calendarios esenciales para los mayas.

Los investigadores descubrieron que los mayas combinaban el calendario lunar —basado en los ciclos de la Luna— con el calendario ritual de 260 días, conocido como Tzolk’in. Al ajustar ambos sistemas para que coincidieran, lograban identificar con gran precisión las fechas en que ocurrían eclipses solares.

Este hallazgo demuestra que los mayas no solo eran observadores del cielo, sino verdaderos pensadores del tiempo y del cosmos. Su conocimiento astronómico no se basaba en supersticiones, sino en cálculos empíricos y correcciones sistemáticas que se adaptaban a los cambios naturales en los ciclos celestes.

Según los autores del estudio, “la precisión de las tablas eclipsales no era el objetivo principal, sino el resultado de una armonía matemática entre calendarios”. Esta reinterpretación cambia por completo la forma en que entendemos la ciencia maya, revelando una capacidad de abstracción y modelado temporal que rivaliza con métodos modernos.

Fragmento del Código Dresde. Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces.
Fragmento del Código Dresde. Foto: Marco Antonio Pacheco / Raíces.

Además, los investigadores señalan que los mayas corregían sus tablas con el paso del tiempo, ajustándolas a la deriva natural de los ciclos astronómicos. Esto indica que su conocimiento no era estático, sino dinámico y en constante evolución.

Este descubrimiento no solo aporta luz sobre la astronomía antigua, sino que también reivindica el legado intelectual de una civilización que, durante siglos, ha sido subestimada. Lejos de ser simples observadores del cielo, los mayas fueron pioneros en el estudio del tiempo, la matemática y la astronomía.

Como concluyen los científicos, “los mayas diseñaron un sistema que, sin buscarlo directamente, les permitió anticipar eclipses con una precisión asombrosa. Es una muestra de cómo la ciencia puede surgir de la necesidad ritual y cultural, y evolucionar hacia modelos matemáticos complejos”.

Con información de Science Advances

By Danny Ayala Hinojosa

Director de Ciencia1.com Apasionado por la ciencia y la tecnología, los viajes y la exploración de ideas en general. Profesional en IT: aplicaciones web y análisis de datos. Hoy emprendiendo en periodismo digital.