Sonda OSIRIS-REx de la NASA sobre el Asteroide Bennu. Imagen: NASA/Goddard/University of ArizonaSonda OSIRIS-REx de la NASA sobre el Asteroide Bennu. Imagen: NASA/Goddard/University of Arizona

La misión OSIRIS-REx de la NASA sigue revelando secretos del asteroide Bennu. Tres estudios recientes publicados en Nature Geoscience y Nature Astronomy han identificado moléculas esenciales para la biología, un misterioso material parecido a la goma y abundante polvo proveniente de explosiones de supernovas.

Un equipo liderado por Yoshihiro Furukawa, de la Universidad de Tohoku en Japón, encontró ribosa y glucosa en las muestras traídas por OSIRIS-REx. La ribosa es clave para formar el ARN, mientras que la glucosa es una fuente de energía fundamental para los seres vivos.

Furukawa explicó: “El nuevo descubrimiento de ribosa significa que todos los componentes para formar la molécula de ARN están presentes en Bennu”. Aunque no se trata de evidencia directa de vida, sí demuestra que los ingredientes básicos estaban distribuidos en el sistema solar temprano.

Lo llamativo es que no se halló desoxirribosa, el azúcar que forma parte del ADN. Esto sugiere que, en los ambientes primitivos, el ARN pudo haber sido más común que el ADN, reforzando la hipótesis del “mundo de ARN”, donde las primeras formas de vida dependían de esta molécula para almacenar información y realizar reacciones químicas.

La misteriosa “goma” espacial

Otro hallazgo sorprendente fue un material flexible y rico en oxígeno y nitrógeno, descrito como una especie de “goma” o “plástico espacial”. Scott Sandford, del Centro de Investigación Ames de la NASA, señaló: “Con esta extraña sustancia estamos viendo, posiblemente, una de las primeras alteraciones de materiales que ocurrieron en este asteroide”.

El material se formó cuando el cuerpo progenitor de Bennu comenzó a calentarse. Aunque ahora está endurecido, en sus orígenes fue blando y maleable. Los investigadores lo comparan con el poliuretano terrestre, aunque con conexiones químicas más desordenadas. Este hallazgo sugiere que los asteroides pudieron haber sido laboratorios naturales donde se gestaron moléculas complejas, precursoras de la vida.

Polvo de estrellas en abundancia

El tercer estudio, dirigido por Ann Nguyen del Centro Espacial Johnson de la NASA, analizó granos presolares —partículas más antiguas que nuestro sistema solar— presentes en Bennu. Los resultados mostraron seis veces más polvo de supernova que en cualquier otro material extraterrestre estudiado.

Nguyen comentó: “La preservación de estos fragmentos fue una sorpresa y revela la diversidad de materiales que el asteroide progenitor acumuló mientras se formaba”. Este hallazgo indica que Bennu se originó en una región rica en restos de estrellas moribundas, lo que aporta pistas sobre cómo se mezclaron los ingredientes cósmicos que dieron lugar a planetas y, eventualmente, a la vida.

Estos descubrimientos refuerzan la idea de que los asteroides no son simples rocas flotando en el espacio, sino cápsulas del tiempo que guardan información sobre los procesos químicos que precedieron a la vida en la Tierra. La combinación de azúcares, compuestos poliméricos y polvo estelar convierte a Bennu en un verdadero archivo cósmico.

La misión OSIRIS-REx, gestionada por la NASA junto con la Universidad de Arizona y socios internacionales, demuestra cómo la exploración espacial puede responder preguntas fundamentales: ¿cómo se formó la vida? ¿qué materiales estaban disponibles en el sistema solar temprano?

Los científicos seguirán analizando las muestras para comprender mejor cómo estos ingredientes se combinaron y si pudieron haber sido transportados a la Tierra por meteoritos, sembrando las bases de la biología que conocemos.

Con información de Nature Astronomy y Nature Geoscience

By Danny Ayala Hinojosa

Director de Ciencia1.com Apasionado por la ciencia y la tecnología, los viajes y la exploración de ideas en general. Profesional en IT: aplicaciones web y análisis de datos. Hoy emprendiendo en periodismo digital.