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Científicos identificaron un mecanismo inesperado en el cerebro: la dopamina, conocida como el “mensajero del placer y la motivación”, puede aumentar la actividad de la serotonina, el neurotransmisor que regula el estado de ánimo, el sueño y otras funciones vitales.

Un grupo de científicos del Karolinska Institutet en Suecia, junto con colegas de la Columbia University y la University of San Francisco, publicaron el hallazgo en la Science Advances, el mismo que podría transformar la manera en que entendemos enfermedades como el Parkinson y ciertos trastornos psiquiátricos, ya que revela una interacción química que hasta ahora había pasado desapercibida.

La dopamina es producida por un pequeño grupo de neuronas en lo profundo del cerebro, pero sus efectos se extienden ampliamente. Tradicionalmente se la ha asociado con la motivación, el movimiento y el aprendizaje. Por su parte, la serotonina regula aspectos como el estado de ánimo, la digestión, el sueño y la cicatrización de heridas.

El estudio muestra que, en una región llamada pars reticulata de la sustancia negra (SNr), las neuronas dopaminérgicas no solo liberan dopamina, sino que también logran aumentar la liberación de serotonina en circuitos cerebrales clave.

Anders Borgkvist, investigador del Karolinska Institutet y último autor del trabajo, explicó:

“En lugar de examinar los efectos de la dopamina en objetivos distantes, nos propusimos entender cómo la dopamina liberada dentro de la SNr influye en la función de los ganglios basales”.

Estos ganglios basales son esenciales para decidir las acciones que ejecuta una persona y están profundamente implicados en enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson.

Por su parte, Maya Molinari, estudiante de doctorado y autora principal del estudio, señaló:

“Por primera vez, hemos identificado un mecanismo a través del cual la dopamina puede ejercer efectos indirectos al actuar a través de la serotonina. Este tipo de interacción sugiere que relaciones similares podrían ser más comunes de lo que se creía”.

Técnicas para observar el cerebro

El equipo utilizó herramientas avanzadas como la imagen de dos fotones, que permite observar en tiempo real cómo varía la cantidad de serotonina en el tejido cerebral. También recurrieron a la optogenética, una técnica que activa neuronas específicas mediante luz, y midieron la actividad eléctrica de las células nerviosas.

Gracias a estos métodos, pudieron rastrear con precisión cuándo y dónde la dopamina influía en la serotonina. Además, probaron medicamentos que bloquean receptores de ambos neurotransmisores para confirmar cómo cambiaban las señales.

Este descubrimiento no solo amplía el conocimiento básico sobre el cerebro, sino que también abre la posibilidad de diseñar nuevos tratamientos. Si se logra modular esta interacción entre dopamina y serotonina, podrían desarrollarse terapias más eficaces para mejorar síntomas motores en el Parkinson o para tratar trastornos del estado de ánimo.

Borgkvist adelantó que el equipo evaluará si alterar esta relación química mejora la función de los circuitos cerebrales o los síntomas en modelos de enfermedad.

La investigación sugiere que los neurotransmisores no trabajan de manera aislada, sino en redes de interacción más complejas de lo que se pensaba. Comprender estas conexiones podría ser clave para enfrentar enfermedades neurológicas y psiquiátricas que afectan a millones de personas en el mundo.

Con información de Science Advances

By Danny Ayala Hinojosa

Director de Ciencia1.com Apasionado por la ciencia y la tecnología, los viajes y la exploración de ideas en general. Profesional en IT: aplicaciones web y análisis de datos. Hoy emprendiendo en periodismo digital.