En el norte del desierto de Judea, en la zona conocida como Nohal Zohar, un equipo de arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (IAA) y el Ministerio de Patrimonio halló una estructura piramidal que data de hace aproximadamente 2,200 años.
Este descubrimiento sorprende por los objetos encontrados en su interior, que ofrecen pistas sobre la vida, las creencias y las relaciones culturales de la región en aquella época. Entre los hallazgos destacan documentos en papiro escritos en griego, monedas de bronce de los Ptolomeos y de Antíoco IV, armas, herramientas de madera, telas, vasijas de bronce excepcionales y pergaminos escondidos en cuevas.
Los investigadores señalan que la pirámide pudo haber funcionado como una estación de paso o un centro ceremonial. La presencia de monedas de diferentes imperios sugiere que la región estaba conectada con rutas comerciales y culturales más amplias. “Este hallazgo nos obliga a reconsiderar la importancia del desierto de Judea como un espacio de intercambio y no solo como un territorio aislado”, explicó uno de los arqueólogos participantes en la excavación.
El misterio se intensifica con los papiros escritos en griego, que podrían revelar vínculos directos con la cultura helenística. Según los especialistas, estos documentos podrían contener registros administrativos, religiosos o incluso literarios, lo que abriría nuevas líneas de investigación sobre la influencia griega en Judea.
La investigación forma parte de un ambicioso proyecto para documentar y preservar importantes sitios históricos alrededor de Nahal Zohar que en los últimos años han estado amenazados por saqueos y excavaciones ilegales. El equipo documentó sistemáticamente más de 100 millas de acantilados e investigó 900 cuevas, en las que encontraron miles de artefactos, incluidos pergaminos, armas, objetos de cuero y utensilios de madera.
Objetos que hablan del pasado
Uno de los hallazgos más llamativos son las vasijas de bronce y los restos de mobiliario antiguo, que reflejan un alto grado de artesanía y posiblemente un uso ceremonial. “Cada objeto nos cuenta una historia. No estamos frente a simples restos, sino ante testimonios de una sociedad que se movía entre lo local y lo global”, comentó otro investigador.
El descubrimiento de esta pirámide se considera un hito porque hasta ahora no se habían identificado estructuras de este tipo en la región con tal antigüedad.
Lo más fascinante de este hallazgo es que muestra cómo Judea, a pesar de su aparente aislamiento geográfico, estaba inmersa en dinámicas culturales y comerciales que conectaban a diferentes civilizaciones. La pirámide y sus objetos son testigos de un mundo antiguo mucho más interconectado de lo que se pensaba.
“Este descubrimiento nos recuerda que la historia nunca está escrita en piedra. Siempre hay sorpresas que nos obligan a replantear lo que creíamos saber”, concluyó uno de los investigadores.
Con información de Archeology Magazine

