La laguna de Llaviucu, ubicada en el Parque Nacional Cajas en la provincia de Azuay, Ecuador, es un lugar que guarda en sus sedimentos una memoria de miles de años. Los investigadores han estudiado esta zona para comprender cómo los glaciares del Pleistoceno moldearon el paisaje y cómo los cambios climáticos y la presencia humana influyeron en la desaparición de la megafauna que habitaba la región.
El Pleistoceno fue una época marcada por grandes glaciaciones, conocidas principalmente por sus consecuencias palpables en Norteamérica y Europa. Es menos conocida para el público la historia de los grandes, sí, grandes glaciares ecuatoriales. En los Andes del Ecuador, los glaciares descendieron a altitudes relativamente bajas, dejando morrenas y lagunas como testigos de su paso. La laguna de Llaviucu, situada a unos 3.150 metros sobre el nivel del mar, se formó gracias a la acción de un glaciar que retrocedió y dejó un valle en forma de “U” con un dique natural de morrena.
Cronología de los glaciares en Llaviucu
Los estudios sedimentológicos y palinológicos realizados en la laguna muestran una cronología detallada:
- Hace unos 25.000 años (Último Máximo Glacial): Los glaciares alcanzaron su mayor extensión en los Andes en la última era glaciar. En Llaviucu, las morrenas más bajas se encuentran alrededor de los 2.850 metros de altitud (la altura en la que se encuentra la actual ciudad de Quito, como comparación), lo que indica que el hielo descendió mucho más de lo que hoy vemos.
- Entre 22.000 y 18.000 años atrás: Se produjo un retroceso importante de los glaciares, coincidiendo con un calentamiento global. Este proceso permitió la formación inicial de la laguna tras el derretimiento natural del glaciar.
- Alrededor de 16.000 años atrás: Hubo un nuevo avance glaciar, aunque más limitado, que dejó huellas en el valle. Los investigadores señalan que este evento coincide con períodos fríos registrados en la Antártida.
- Entre 14.000 y 12.800 años atrás: Se produjo otro avance glaciar, más breve. Este momento es clave porque coincide con la presencia de megafauna y los primeros indicios de actividad humana en la región. En esta época nuestros ancestros indígenas pudieron presenciar la laguna y un glaciar que se extendía río arriba en medio de un paisaje ártico con escasa vegetación.
- Hace 12.800 años: Los registros de esporas de Sporormiella (un hongo asociado al estiércol de grandes herbívoros) muestran una abrupta disminución. Los científicos interpretan esto como la extinción local de la megafauna, probablemente influenciada por el cambio climático y quizá por la caza humana.
- Hace 11.900 años: El ecosistema alcanzó condiciones similares a las actuales, con bosques andinos reemplazando gradualmente los pastizales de páramo.
- Entre 4.000 y 2.000 años atrás: Durante el período conocido como Neoglaciar, la laguna de Llaviucu también experimentó cambios notables en su entorno glaciar. Aunque los avances de hielo no fueron tan extensos como los del Último Máximo Glacial del Pleistoceno, sí dejaron señales en el paisaje, como morrenas menores y depósitos de sedimentos que evidencian un clima más frío y húmedo.
- Entre los siglos XIV y XIX de nuestra era, ocurre la Pequeña Edad de Hielo. Los investigadores señalan que durante esta época los glaciares de los Andes ecuatoriales descendieron nuevamente, afectando la dinámica hidrológica de la laguna y favoreciendo la expansión de ecosistemas de páramo en las zonas circundantes. Estos registros muestran que Llaviucu no solo fue testigo de las grandes glaciaciones pleistocénicas, sino también de pulsos climáticos más recientes que marcaron la historia ambiental de los Andes.

Huellas de la actividad humana
Uno de los hallazgos más interesantes es la presencia de carbón vegetal en los sedimentos de Llaviucu desde hace unos 14.600 años. Esto sugiere que los primeros grupos humanos que llegaron al valle utilizaron el fuego, posiblemente para procesar alimentos o facilitar la caza. Los investigadores destacan que humanos y la megafauna coexistieron en la región durante aproximadamente 1.800 años antes de la extinción definitiva de los grandes animales.
El registro polínico indica que, tras el retroceso glaciar, los pastizales fueron reemplazados por bosques andinos. Este cambio fue acelerado por la desaparición de los grandes herbívoros, que antes mantenían abiertos los espacios de pradera. Los científicos señalan que la pérdida de la megafauna generó “floras sin análogo”, es decir, combinaciones de especies vegetales que no se encuentran en la actualidad.
La laguna de Llaviucu es un laboratorio natural para entender cómo interactúan el clima, los ecosistemas y la actividad humana. Según M.F. Raczka y colegas, “la extinción de la megafauna en este sector de los Andes estuvo directamente relacionada con la llegada de los humanos y el uso del fuego”. Además, subrayan que la cronología de los glaciares en Llaviucu refleja una respuesta local a cambios climáticos globales, mostrando la complejidad de los sistemas tropicales.
La historia de Llaviucu nos recuerda que los glaciares no solo moldearon el paisaje, sino que también influyeron en la vida de animales y humanos. Hoy, la laguna es un testigo silencioso de un pasado donde el hielo, el fuego y la presencia humana se entrelazaron para dar forma al ecosistema que conocemos.
Fuentes
- Raczka, M. F., Mosblech, N. A., Giosan, L., Valencia, B. G., Folcik, A. M., Kingston, M., Baskin, S., & Bush, M. B. (2019). A human role in Andean megafaunal extinction? Quaternary Science Reviews, 205, 154–165. https://doi.org/10.1016/j.quascirev.2018.12.005
- Barnosky, A. D., & Lindsey, E. L. (2010). Timing of Quaternary megafaunal extinction in South America in relation to human arrival and climate change. Quaternary International, 217(1–2), 10–29.
- Gill, J. L., Williams, J. W., Jackson, S. T., Lininger, K. B., & Robinson, G. S. (2009). Pleistocene megafaunal collapse, novel plant communities, and enhanced fire regimes in North America. Science, 326(5956), 1100–1103.

