El volcán Sangay, es el volcán con mayor actividad en el norte de los Andes sudamericanos, manifestando actividad continua desde el año 1628 con erupciones de gran magnitud en 1628, 1728, 1738-1744, 1842-1843, 1849, 1854-1859, 1867-1874, 1872, 1903, 1934-1937 y 1941-1942. Estas erupciones se caracterizaron por una actividad estromboliana con expulsiones de bloques y ceniza, caída de ceniza, frecuentes flujos de lava, flujos piroclásticos, lahares y en ocasiones grandes avalanchas de escombros.
Flujos piroclásticos. Son avalanchas de alta temperatura (≥500°C) conformadas por gases, ceniza y fragmentos de roca, que descienden por los flancos del volcán a gran velocidad (≥100 km/h). Los flujos piroclásticos se generan por el desborde del magma desde el cráter o por el colapso de una columna eruptiva. En el Sangay existe el riesgo de flujos piroclásticos en todos los flancos del volcán, los cuales no presentan riesgo directo a poblaciones pues el edificio volcánico se encuentra lejos de centros poblados, sin embargo, los flujos piroclásticos derretirán la nieve y en combinación con las fuentes hídricas causarán lahares en los ríos Sangay, Palora y Upano, destruyendo a su paso cultivos e infraestructura civil presente en los márgenes.
Flujos de lodo (lahares). Están compuestos por materiales volcánicos sueltos (rocas, pómez, arena, ceniza) mezclados con agua proviniente del derretimiento de glaciares, nieves y/o fuentes de agua cercanas como ríos o lagunas y lluvias. Una vez formados, los lahares descienden rápidamente por los drenajes naturales del volcán a gran velocidad, agregando más rocas, arena, ruinas de infraestructura, vegetación en el camino de su flujo, etc. La peligrosidad y la magnitud de estos fenómenos están determinadas por el volumen de agua y por la cantidad de los materiales sueltos disponibles, así como de las pendientes y el grado de encajonamiento de los valles. Este fenómeno ha sido muy común en la historia del volcán Sangay, ya que se puede observar material de este origen extendiéndose por muchos kilómetros en todas las quebradas y los valles descendientes del volcán.
Flujos de lava. Son derrames de roca fundida de alta temperatura, originados en el cráter o en fracturas de los flancos del volcán, los cuales descienden por los flancos y las quebradas a velocidades relativamente bajas durante erupciones estrombolianas como las del volcán Sangay. Se han identificado numerosos derrames de lava en este volcán, los cuales han cubierto con el tiempo todos los flancos del cono. A 2,5 km al nor-occidente de la cumbre, entre los 3600 y 4200 metros de altura, se puede observar una gran cantidad de flujos largos y delgados de lava que surgieron de una fractura que al presente ya no se considera activa. Típicamente los flujos de lava son de tan poco volumen que no alcanzan el pie del volcán, por lo tanto no representan un mayor peligro.
Caída de cenizas Durante una erupción los gases y materiales piroclásticos (ceniza, fragmentos de roca, piedra pómez, cascajo) son expulsados a la atmósfera y forman parte de una columna eruptiva que puede alcanzar varios kilómetros de altura y sostenerse por minutos u horas. Los fragmentos más grandes siguen trayectorias balísticas y caen cerca del volcán, mientras que las partículas más pequeñas alcanzan mayores alturas son llevadas por el viento y caen a mayor distancia del volcán, cubriendo grandes áreas y dejando una capa de ceniza y/o cascajo de varios milímetros o centímetros de espesor. La peligrosidad de este fenómeno depende del volumen de material emitido en la erupción, la intensidad y duración de la erupción, la distancia al punto de emisión y la dirección del viento.
Los vientos dominantes son procedentes del este (ESE hasta NE), lo cual implica que la ceniza es transportada al oeste, afectando el Valle Interandino entre Riobamba y Alausí. Se puede observar que toda la zona oeste del volcán hasta la carretera Panamericana está cubierta por capas métricas de espesor de ceniza. Durante la erupción del Sangay en el año 1628 se reportaron, en documentos Españoles (Lewis, 1950), daños mayores en el campo agrícola y ganadero de Riobamba debido a la intensa caída de ceniza.
Avalanchas de escombros. Son enormes deslizamientos de rocas, arena y ceniza, que pueden suceder en un volcán como resultado de la inestabilidad de sus flancos debido a la intrusión de magma hacia la superficie desde el interior del edificio volcánico, a un sismo cercano y fuerte, o al debilitamiento de la estructura interna del volcán provocado, por ejemplo, por una marcada alteración hidrotermal. En ocasiones, el colapso del edificio está acompañado por actividad magmática, caracterizada por explosiones de extrema violencia (“blast”) que generalmente están dirigidas en la misma dirección del colapso. Las avalanchas de escombros son muy rápidas y móviles y arrasan con todo lo que se encuentre a su paso. El volcán Sangay ha experimentado eventos de estas características por lo menos en dos ocasiones (Sangay I y Sangay II), durante las cuales los flancos anteriores al cono actual fueron destruidos. En la primera ocasión colapsó el edificio del “Sangay I” y en la segunda ocasión se derrumbo el nuevo cono volcánico, nombrado “Sangay II”, y creó una gran avalancha de escombros. Al este del cono volcánico actual, “Sangay III” o “Sangay”, se puede notar una topografía muy irregular y arrugada que es el resultado de estos eventos. Las avalanchas grandes se forman, al parecer, en el lado oriental del volcán, y deslizan principalmente al este sobre la planicie Amazónica. Sin embargo cabe resaltar que estos eventos son muy poco frecuentes en la vida de un volcán.
Nota: Para acceder al mapa completo ingresar a este link.
Fuentes
Mapa de los peligros potenciales del volcán Sangay – EPN Neubauer D., Hall M., Ramón P., Aguilar J., Yepes H. Quito – Ecuador, Febrero 2012, www.igepn.edu.ec.