El velo del tiempo y la densa vegetación tropical han cedido ante un descubrimiento arqueológico que puede reescribir capítulos de la milenaria civilización maya.
Un equipo de expertos del Proyecto Arqueológico Uaxactún (PARU) ha sacado a la luz tres antiguas ciudades mayas que permanecieron ocultas durante siglos en el corazón selvático del norte de Petén, Guatemala. El hallazgo, anunciado por el Ministerio de Cultura y Deportes de Guatemala, ha generado gran expectación en la comunidad científica y en el público en general.
El arqueólogo Milan Kovac y la doctora Dora García, figuras centrales del proyecto, compartieron los detalles de esta revelación. Las tres urbes, aún sin nombre oficial más allá de sus designaciones preliminares, se encuentran ubicadas en un patrón triangular, separadas por apenas cinco kilómetros, sugiriendo una planificación conjunta que integra sus funciones especializadas: la ceremonia, el poder y la ingeniería.
Los tesoros desenterrados: ceremonia, poder y un enigma hidráulico
Cada una de las ciudades recientemente identificadas ofrece una perspectiva única sobre la sofisticación de la civilización maya:
- Denominada “Los Abuelos”, esta población habría sido El Epicentro Ceremonial y Astronómico Considerada la más significativa de las tres y debe su nombre a dos impactantes esculturas antropomorfas, una masculina y otra femenina, que se interpretan como representaciones ancestrales. Este sitio alberga un conjunto arquitectónico tipo “Grupo E”, una estructura diseñada con una precisión asombrosa para alinearse con los solsticios y equinoccios. Este observatorio astronómico podría incluso anteceder al célebre de Uaxactún. En las inmediaciones de estas esculturas, los arqueólogos descubrieron un entierro humano acompañado por restos de dos felinos, cerámica, conchas marinas y una estela tallada que espera ser descifrada.
- Petnal, la cuna del poder político, se erige como un probable centro de poder político, dominado por una imponente pirámide de 33 metros de altura. En su cúspide, una habitación aún conserva fragmentos de murales en tonos rojo, blanco y negro, ofreciendo un atisbo a la estética y cosmovisión maya. Otro hallazgo notable en Petnal es un altar con forma de rana, símbolo de fertilidad y renacimiento en la compleja cosmología maya.
- Cambrayal, presenta una obra maestra de la ingeniería hidráulica, un nivel de detalle no documentado previamente en otras ciudades de la región. Desde lo alto de un palacio, se extiende una intrincada red de canales revestidos de estuco que, según los investigadores, funcionaban como desagües. Un hallazgo adicional en Cambrayal es una escultura del tipo “barrigón”, una pieza característica de los asentamientos de la Costa Sur, lo que sugiere posibles conexiones culturales y comerciales.

El descubrimiento es el fruto de una eficaz colaboración entre expertos guatemaltecos y eslovacos, con el respaldo de la Universidad Comenius de Bratislava. El PARU, activo desde 2009, ha logrado una impresionante hazaña al registrar 176 sitios arqueológicos en una vasta extensión de más de 1.200 kilómetros cuadrados. No obstante, de esta impresionante cifra, solo una veintena han sido objeto de excavaciones profundas, lo que subraya el potencial inmenso que aún guarda la selva petenera.
La cerámica como llave del pasado
Un elemento de valor incalculable en este descubrimiento es la cerámica hallada en los sitios. En una región lamentablemente azotada por el saqueo de sitios arqueológicos, estas piezas tienen el potencial de rastrear el origen de numerosos objetos mayas dispersos en colecciones privadas y museos alrededor del mundo, devolviéndoles el contexto histórico y cultural que les fue arrebatado.
El patrón de ocupación de estas ciudades revela un ciclo fascinante: surgieron durante el periodo Preclásico (1000 a.C. – 300 d.C.), fueron abandonadas por siglos y luego repobladas en el Clásico Tardío (600 – 900 d.C.). Este ciclo de abandono y renacimiento, lejos de ser una anomalía, parece ser una constante en la historia de muchos núcleos urbanos mayas.
Fuente: Agencias, redacción Ciencia1.com

